Por fin fue presentado oficialmente el más nuevo
procesador de 32 bits de Intel. El modelo en cuestión ha nacido rodeado de
polémica por todas partes, y la verdad es que no es para menos.
Una de las primeras críticas que recibió fue la de ser más lento que su hermano menor, por lo menos con las aplicaciones actuales y a igual frecuencia de trabajo, y parece ser que esta crítica no es infundada.
Según parece, el diseño inicial del procesador, mucho más complejo que el actual fue recortado a última hora.
El nuevo procesador presenta un diseño totalmente nuevo y requiere de nuevos chipsets, tales como el 850 de Intel, nuevas placas base, nueva memoria RD-RAM (no se puede utilizar la actual SDRAM) e incluso nuevas fuentes de alimentación y nuevas cajas.
Como ya hemos comentado otras veces, la memoria RDRAM es muy cara y no ofrece una gran diferencia en el rendimiento respecto de la DDR-SDRAM. Además, el diseño de estas memorias es propiedad de la empresa RAMBUS, y todos los compañías que se decidan a fabricarla deberán pagar a dicha empresa en concepto de royalties por lo que difícilmente se convierta en un estándar, y como también comentamos incluso Intel terminará abandonándola.
Por si todo esto no fuera poco, parece que Intel va a cambiar el zócalo que utilizarán los futuros Pentium 4 por otro totalmente incompatible con el actual...
Por último, el precio de los equipos basados en esta nueva plataforma de momento cuentan con unos precios realmente elevados.
Pero no todo van a ser desventajas. En el lado positivo tenemos que la actual gama tiene modelos trabajando a 1,3 1,4 y 1,5 GHz y que su bus a 400 MHz es toda una garantía de futuro. Además, en cuanto los programadores optimicen el código adaptándolo a las nuevas SSE2, el rendimiento de éstas deberá mejorar bastante.